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domingo, 1 de mayo de 2011

Los cadáveres se acumulan en las revueltas de Siria

Las protestas del Viernes de la Ira se contagian a Damasco

A Bachar el Asad no le sirvió de nada prometer reformas y tirotear a manifestantes. El pasado viernes decidió cortar por lo sano y sacar los tanques a la calle, para ahogar en sangre la revuelta. Ni siquiera eso funcionó: ayer, en un nuevo Viernes de la Ira, decenas de miles de sirios volvieron a desafiar al régimen y a pedir libertad. Los cadáveres siguieron amontonándose en la ciudad sureña de Deraa. Al menos 15, según testigos presenciales, aunque otras fuentes hablaban de 24. Hubo protestas en decenas de ciudades, entre ellas, por primera vez, Damasco. [El Observatorio sirio de Derechos Humanos elevó a 62 el número de muertos en la represión de las protestas en todo el país, informa France Presse].

El Gobierno acusó otra vez a bandas armadas islamistas de fomentar una sublevación y anunció que "grupos terroristas" habían matado a cuatro soldados y tres policías en Deraa y en Homs, y que otros dos soldados habían sido secuestrados. No aportó ninguna prueba de ello. El Gobierno señaló también que el hecho de que las mayores protestas se realizaran el viernes a la salida de las mezquitas constituía un indicio claro de la inspiración islamista de la revuelta. En realidad, eso solo indicaba que la mezquita era el único sitio donde los ciudadanos podían congregarse, dado que, pese al teórico levantamiento del estado de excepción, la policía seguía cargando contra cualquier reunión pública.

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